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viernes, 5 de septiembre de 2008

Arte y Moda.


Por Ariel Zúñiga.


El arte siempre fue la producción más sublime de las élites, realizaciones de cortesanos dirigida a satisfacer las ansias espirituales de los aristócratas, los apetitos de distinción con sus pares, la ostentación con competidores foráneos y la intimidación simbólica hacia los súbditos.

Sin embargo al convertirse las masas en sujetos sociales activos culturalmente hablando es decir, capaces de influir simbólicamente en las élites, el arte se democratiza al abandonar las cortes y poder ser financiada no sólo por el príncipe sino que también por los centavos de las entradas al cinematógrafo. Los patrones estéticos dejen de estar radicados en las ansiedades de las élites y comienzan a buscar la adherencia de la mayor cantidad de consumidores culturales posibles transformándose simplemente en moda.

La existencia de un mercado global, diverso en su sentido mercantil, permite que coexistan distintas modas sin dejar de serlo; muchos aspiran a lo “alternativo”, a lo “vanguardista” pero cada uno de esos rótulos se corresponden con un target comercial específico. Múltiples combinaciones de formas posibles en busca de la adherencia masiva con el objeto de obtener el dinero, la fama o ambas al mismo tiempo. Ninguna diferencia entre múltiples manifestaciones diversas en lo esencial, objetos del subconjunto de la moda.

La búsqueda del arte en la técnica o en el aplauso de los auditorios, y de la técnica como una fórmula capaz de conseguir que un mamarracho sea aplaudido han conspirado en que se transforme en un producto sublime de la humanidad destinado a la comunicación profunda, intercultural, intergeneracional, universal.

Algo surgido por defecto, para satisfacer la vanidad de las élites, se alimentó del juego infantil de nuestro pasado pre civilizado, de la producción inocente, sin afanes, espontáneo.

Si el arte no lo subordinamos a una ética, a una concepción de mundo y hombre, nada nos puede permitir discernir lo irrepetible de la excrecencia, lo indispensable de lo banal, salvo el arbitrio resentido del crítico, aquel que nunca ha sido artista y se conforma con vituperar desde la galería.

Más que nunca el mundo requiere de nuestra rebeldía, de nuestra irreverente actitud de desdeñar el aplauso, la crítica y la técnica. Como un modo de expresar nuestra voluntad de transformación, de inclusión y de igualdad.

¡Felicitaciones!



Nos es grato informar que el Círculo Literario ganó su proyecto de difusión: Circuito y Difusión Literatura de Maipú.


Los siguientes poetas obtuvieron a su vez, fondos para edición de sus obras: Entre Lunas de Doris Meza Azócar y El ejercicio del café de Ricardo Sánchez Lara.


A los numerosos autores que no los recibieron ¡Ánimo para el próximo año!



domingo, 31 de agosto de 2008

Premio Nacional de Literatura 2008


El lunes 25 de agosto fue concedido el Premio Nacional de Literatura 2008 a Efraín Barquero, nacido como Sergio Efraín Barahona Jofré el 3 de mayo de 1931 en Piedra Blanca, Curicó.

Estudió en el Pedagógico de la Universidad de Chile en la misma época que Jorge Tellier, Pablo Guíñez y Rolando Cárdenas.
Su primer libro, La piedra del pueblo (1954) fue prologado por Pablo Neruda.
Fue agregado Cultural en Colombia durante el gobierno de Salvador Allende y posteriormente debió partir al exilio, radicándose finalmente en Francia, pais de su actual residencia, donde escribió A deshora, Mujeres de oscuro y
El viejo y el niño.
Terminado el exilio, regresó en Chile, pero quedó decepcionado y se devolvió a Francia, no sin antes publicar en su país La mesa de la tierra, que obtuvo el Premio Municipal de Literatura en 1999.
Del libro Mujeres de oscuro
Y de qué hablan estos hombres sin patria
hablan de los cementerios de sus pueblos natales
porque temen ser enterrados aquí
temen quedar aquí como atascados
temen dormir junto a muertos desconocidos
bajo la nieve que han visto por primera vez
le temen a este polvo sin voz
a estas piedras sin cara
tienen pavor a lo que hay debajo de sus pies
frontera tan muda
lejana y anochecida.
Porque un caminante nunca debe detenerse
ante ninguna ventana
puerta o portal.
Nunca debe detenerse a mirar su rostro en un espejo
ya que verá los muros de su antigua casa
y todo lo que había en las paredes
grietas, clavos enmohecidos.
Un extranjero no debe pensar cuando come
ya que se vuelven oscuras
la sal y el azúcar.
Un desterrado debe vivir sin detenerse
como su sangre
por su cuerpo que camina.
Obras
* La piedra del pueblo (1954)
* La compañera (1956)
* Enjambre (1959)
* El pan del hombre (1960)
* El regreso (1961)
* Maula (1962)
* Poemas infantiles (1965)
* El viento de los reinos (1967)
* La compañera, poemas de amor (1969)
* Epifanías (1970)
* Arte de vida (1970)
* La compañera y otros poemas (1971)
* El poema negro de Chile (1976)
* Mujeres de oscuro (1992)
* A deshora (1992)
* El viejo y el niño (1993)