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domingo, 17 de abril de 2011

El compañero que no volverá

No había reunión social o evento literario que escapara a su lente fisgón, ni tampoco opinión aventurada alguna se libraba de su comentario certero, apasionado o algo sarcástico. A la vez, era generoso y preocupado de los problemas ajenos, brindando apoyo y estímulo a quien lo necesitara, con su gentileza habitual.  


Rhenán Vilas estaba terminando una novela la última vez que se supo de él, y escribía cuentos notables por su imaginación. En el taller de narrativa de la Biblioteca Municipal, sus textos destacaban por ser diferentes a todos los demás y describir mundos donde sus personajes atravesaban los umbrales de la realidad cotidiana para adentrarse en otras esferas, desplegando vigor creativo, pinceladas expresionistas, sarcasmo, humor y también elegancia. 


Intentaremos reunir sus relatos que dan vueltas por ahí y darlos a conocer a los compañeros de otros talleres literarios, como un regalo del autor.


Su partida  duele y deja tremenda sensación de vacío, pero no extraña a  sus contemporáneos y sabemos que sólo somos - por ahora - sobrevivientes.


Como es costumbre entre los fotógrafos, no era dado a mostrar su propia imagen, de manera que notando que hoy 17 de abril hay luna llena, tomé esta foto para recordarlo y traté de no llorar.

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