
Tras una ausencia de más de tres décadas, el poeta, actor y profesor Rolando Salas Cabrera visitó fugazmente Chile, dejando una antología de poemas publicada en España, que abarca su producción literaria desde 1974 hasta 2004.
El siguiente poema aparece en dicho volumen:
A Juana
En el bar de la esquina
muere Juana diez horas al día.
Juana va y viene
para que sus hijos coman.
Yo soy poeta y Juana muere cada día.
No quiero yo un futuro para Juana.
Quiero entregarle el presente.
Y el presente es la muerte
o un beso que espante las congojas.
O morir con Juana cada día.
O descubrir juntos la luna
en la undécima hora.
O llorar abrazados
en un banco del parque y
embriagarnos con vinos del olvido.
Escribir un poema y deslizarlo
en el bolsillo de su delantal
e incendiar esa esquina
y huir con Juana a un escondrijo.
O decirle una mentira:
que hay futuro...
que soporte...
que sus hijos...
O puedo simplemente
coger a Juana de la mano.
O puedo simplemente
arrimarle mi cuerpo como un lecho.
O puedo simplemente
despedirme de Juana
y perderme en la calle.
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